Si alguien nos pidiera que imaginemos un entorno completamente relajado, lo más probable es que la primera imagen que venga a nuestra mente sea un lugar rodeado de naturaleza, un bosque, las montañas o el mar. Difícilmente imaginemos una oficina o un centro comercial como una fuente de confort y relajación.
Aún así, la mayoría de las personas pasan casi el 80-90% de su tiempo en interiores, moviéndose entre sus casas y sus lugares de trabajo. Por este motivo, los arquitectos y diseñadores están recurriendo cada vez más a la “biofilia” como una fuente de inspiración que promueve el bienestar, la salud y el confort emocional.

¿Qué es la biofilia?
Desde el origen de las civilizaciones, la naturaleza fue el hábitat natural de la humanidad, entregando refugio, comida y medicina. Rápidamente, en los tiempos modernos, la revolución industrial y tecnológica reestructuraron el modo en que los humanos interactuamos con la naturaleza.
El término “biofilia” se traduce como “el amor a las cosas vivientes” en el griego antiguo (philia = amor a). Aunque el término parece relativamente nuevo, la biofilia fue utilizada por primera vez por el psicólogo Erich Fromm en 1964, para luego ser popularizada en los ‘80 por el biólogo Edward Wilson (el creador del término “biodiversidad”) al detectar cómo la urbanización empezaba a promover una fuerte desconexión con la naturaleza.
¿Qué es el diseño biofílico?
El principio principal detrás de la biofilia es bastante simple: conectar a los humanos con la naturaleza para mejorar su bienestar. Pero ¿cómo pueden los arquitectos lograr esta conexión?

La estrategia principal es incorporar las características del mundo natural en los espacios construidos, como agua, especies vegetales, luz natural, y elementos como la madera y la piedra. El uso de siluetas y formas botánicas en lugar de líneas rectas es una característica fundamental en los diseños biofílicos, además de establecer relaciones visuales, por ejemplo, entre la luz y la sombra.
¿Cuáles son los beneficios de la biofilia?
Se han realizado muchos estudios sobre los beneficios de integrar la naturaleza en las viviendas y en los espacios de trabajo. Una persona pasa un promedio de 8 a 9 horas diarias sentado dentro de una oficina, un hábito que afecta directamente al cuerpo humano.
Recientemente, los arquitectos han integrado diseños biofílicos en algunas oficinas modernas, resultando en un aumento de la productividad y la creatividad y una disminución de la ausencia de sus colaboradores.
Oficinas biofílicas en el mundo
El estudio Yazgan Design Architecture ha construido las oficinas en la Zona Industrial Aeroespacial de Ankara, en Turquía siguiendo estos lineamientos. El proyecto es un ejemplo de arquitectura biofílica. La luz y la naturaleza dominan el interior del edificio y promueven el bienestar psicofísico de las personas que trabajan en los distintos entornos.
Cada piso cuenta con espacios abiertos dedicados a diferentes actividades laborales. En el centro de cada piso, un patio alberga árboles y plantas para que los empleados puedan estar en contacto continuo con la naturaleza y la luz natural.
Este contacto, aunque sea sólo visual, con la naturaleza, estimula la capacidad de las personas para mantener una alta concentración y reducir el estrés.

Luz natural y ventilación
El techo plano del edificio está cubierto de plantas y arbustos. Las columnas y vigas que lo soportan también cumplen la función de equipamiento urbano. De hecho, las personas pueden utilizar estas estructuras como bancos para sentarse al aire libre.
Las ventanas altas y transparentes del edificio eliminan los límites entre el interior y el exterior, al mismo tiempo que aseguran la luz natural y la ventilación de las estancias. De esta manera, los colaboradores trabajan en espacios amplios, aireados y luminosos, en continuidad con la naturaleza.

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